Max Verstappen terminó la temporada con una demostración de autoridad en pista y una reflexión profunda sobre uno de los años más turbulentos de su carrera. Tras ganar la carrera y quedarse a solo dos puntos del título mundial, el neerlandés ofreció una radiografía sincera de un campeonato que, según él, fue una auténtica montaña rusa.

Red Bull logró una ejecución perfecta en el fin de semana: pole, triunfo y ritmo dominante, aunque la estrategia alternativa de Oscar Piastri introdujo incertidumbre.


Verstappen admitió que evaluó distintos escenarios para controlar el ritmo del pelotón, pero el rendimiento superior que mostró desde la punta redujo cualquier margen para maniobras tácticas. "Éramos muy rápidos al frente", reconoció, destacando también el esfuerzo de Charles Leclerc, que presionó hasta el final por entrar al podio.

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Para Verstappen, la temporada representó una transformación interna y colectiva. Recordó carreras como Hungría, donde terminó más de un minuto por detrás del líder, como puntos bajos que parecían excluirlo definitivamente de la lucha por el campeonato. Sin embargo, el piloto subrayó el carácter del equipo: "Nunca nos rendimos. Incluso cuando parecía imposible, seguimos trabajando para entender nuestros problemas".


Ocho meses después, esa misma determinación lo llevó a llegar a este GP de Abu Dhabi, la última válida de 2025, con opciones reales de coronarse nuevamente.

En lo personal, confesó que ha vivido momentos duros fuera de cámara. Sin revelar detalles, agradeció la figura de su ingeniero, Gianpiero Lambiase, a quien considera "más un amigo que un colega". Según Max, ambos atravesaron juntos retos invisibles al público que hicieron más especial el cierre de temporada.

Verstappen también dedicó palabras a Lando Norris, campeón por primera vez: "Lo sueñas desde niño. Es un momento único y se debe disfrutar". Elogió la capacidad de McLaren para reconstruirse en años difíciles y convertir ese proceso en un éxito rotundo.


Aunque admite que es "siempre mejor ganar", Verstappen se queda con una sensación inesperadamente positiva al terminar subcampeón: siente que este fue uno de sus mejores años en cuanto a pilotaje.

"Odié este auto y lo amé en partes iguales, pero siempre traté de sacarle el máximo", afirmó. Incluso reconoció que durante el GP llegó a revisar las pantallas esperando alguna sorpresa que reabriera la lucha por el título, aunque sin obsesionarse por ello.

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Sobre la polémica con George Russell en Barcelona, que algunos apuntan como decisiva en el desenlace del campeonato, prefirió restarle dramatismo: "Es parte de las 24 carreras. También recibí varios ‘regalos de Navidad’ en la segunda mitad del año".


Lejos de mostrar frustración, Verstappen aseguró que la campaña lo deja fortalecido y confiado en su nivel: "Termino mejor de lo que estaba hace un año. No tengo dudas de mis habilidades", indicó Verstappen.