Ya es de noche en Singapur, pero el trazado de algo más de cinco kilómetros que forma su circuito, sede de la decimocuarta prueba del Campeonato del Mundo de Fórmula 1, está completamente iluminado, tal y como lo estará todo el fin de semana. En cualquier otra carrera, un miércoles por la noche, el paddock estaría desierto; pero no aquí, en Marina Bay. De hecho, hay varias formas de afrontar un fin de semana con un horario tan particular y extraño como éste.

Los hay que han escogido permanecer con el horario europeo desde que aterrizaron en Singapur y otros, como el equipo de Maranello, que han decidido pasar sus tres primeros días aquí con el horario local hasta mañana, cuando tendrán que atrasar seis horas sus relojes, si es que vienen de Europa continental, o cinco, si es que lo hacen desde Inglaterra.

Los que no tienen muchas opciones para elegir son los pilotos, quienes deben intentar mantener inalterado su ritmo de vida lo máximo posible, aunque esto signifique ir en contra del horario local. Por esta razón retrasan su llegada a Singapur hasta el último momento, para así reducir el tiempo en el que tendrán que luchar con el orden natural del día y de la noche. Fernando Alonso y Felipe Massa llegaron esta mañana a Singapur y se aseguraron de inmediato de seguir el horario europeo, yéndose directos a dormir, antes de levantarse y mantenerse despiertos el máximo tiempo posible esta noche.

Por la tarde, Fernando se pasó por el garaje, donde se encontró con algunos de sus ingenieros, todavía "enganchados" a sus ordenadores. Los mecánicos, por su parte, ya habían terminado su jornada de trabajo, dejando los autos prácticamente montados en los boxes; para ellos, esta es la noche más larga, puesto que no tendrán que volver al circuito hasta mañana al mediodía. Después de dar una vuelta a la pista en bicicleta, para refrescar la memoria con respecto a los puntos de referencia, el español se fue a cenar con "su equipo". O, mejor dicho... ¡a comer!