El mito del "dedo y el color": Por qué no deberías juzgar el aceite de tu motor a simple vista - AUTOS F1LATAM.COM

                       

El mito del "dedo y el color": Por qué no deberías juzgar el aceite de tu motor a simple vista
El mito del "dedo y el color": Por qué no deberías juzgar el aceite de tu motor a simple vista
   dic 30 /2025 14:26 GMT
 Bogotá, Colombia
 Freepik

Por: Henry Barreto
Redactor AUTOS F1LATAM
Muchos conductores y mecánicos de la "vieja escuela" mantienen un ritual antes de decidir un cambio de aceite: frotar una gota entre el pulgar y el índice para sentir la viscosidad y observar el color en la varilla.

La creencia popular dicta que si el aceite está negro o se siente "raro", ya no sirve. Sin embargo, la ciencia de la tribología -el estudio de la lubricación- nos dice que estas pruebas son totalmente poco fiables en la mecánica moderna.


El primer gran error es juzgar el aceite por su color. En realidad, un aceite negro es una señal de que el lubricante está trabajando correctamente. Los aceites modernos contienen aditivos detergentes diseñados para capturar partículas de hollín y depósitos de carbón, manteniéndolos en suspensión para que no se peguen a las paredes del motor.

Un aceite que permanece claro tras miles de kilómetros es más preocupante, ya que indicaría que la suciedad se está quedando depositada dentro del bloque.

Por otro lado, la viscosidad es una propiedad que el tacto humano no puede medir con precisión. La resistencia de un fluido cambia drásticamente con la temperatura, y el aceite está diseñado para funcionar a más de 90°C.


Lo que alguien siente en sus dedos a temperatura ambiente no refleja cómo se comporta el fluido bajo el calor extremo de los pistones. Además, el tacto no puede detectar parámetros críticos como el TBN, que es la capacidad del aceite para neutralizar ácidos corrosivos, o el cizallamiento molecular que ocurre bajo presión.

La llegada de los aceites sintéticos ha hecho que estas prácticas caseras sean aún más obsoletas. Al ser diseñados en laboratorio con moléculas uniformes, los sintéticos pueden sentirse ''más delgado'' que los aceites minerales de antes, pero su capacidad de protección es infinitamente superior.

Lo que el ojo humano interpreta como un aceite "aguado", es en realidad ingeniería de precisión para que el lubricante fluya rápido en frío y proteja el motor desde el primer segundo.


En definitiva, la prueba del dedo pertenece a una era de motores simples que ya no existe. Hoy en día, confiar en la sensibilidad de las yemas de los dedos en lugar de seguir el kilometraje recomendado por el fabricante o realizar un análisis químico es arriesgar la vida del motor por una simple percepción visual.

La regla de oro es clara: los aditivos y la estabilidad química son ciencia, mientras que el color y el tacto son solo anécdotas.

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