El reto de la carga eléctrica: ¿Por qué el cargador en casa pasó de ser un lujo a una necesidad? - AUTOS F1LATAM.COM

                       

El reto de la carga eléctrica: ¿Por qué el cargador en casa pasó de ser un lujo a una necesidad?
El reto de la carga eléctrica: ¿Por qué el cargador en casa pasó de ser un lujo a una necesidad?
   dic 22 /2025 13:28 GMT
 Bogotá, Colombia
 Freepik

Por: Henry Barreto
Redactor AUTOS F1LATAM
Con un crecimiento en ventas de vehículos eléctricos del 129,8 % en 2025, la infraestructura pública sigue siendo el principal cuello de botella.

La carga doméstica se consolida como la solución para garantizar la autonomía. La movilidad eléctrica en Colombia ya no es una promesa, es una realidad estadística.


Sin embargo, a medida que más colombianos se suman a la tendencia -que en lo corrido de 2025 registró un incremento en matrículas del 129,8 % según Andemos-, la pregunta sobre dónde cargar se vuelve más crítica.

Al cierre de agosto de este año, el país contaba con solo 143 estaciones de carga públicas, concentradas casi exclusivamente en Bogotá, Medellín y Cali, una cifra que hoy resulta modesta frente a la rápida proliferación de las nuevas tecnologías cero emisiones.

Ante este panorama, la industria ha dejado claro que la transición eficiente no depende solo de las electrolineras en carretera, sino de la capacidad del usuario de gestionar su propia energía. Es aquí donde la instalación de puntos de carga residenciales ha tomado protagonismo, permitiendo que el vehículo recupere su autonomía durante la noche de forma cómoda y económica.


El cargador doméstico: Niveles y estándares

Para el uso residencial, los expertos recomiendan los cargadores de "Nivel 2" (corriente alterna a 220V/240V). A diferencia del enchufe convencional de 110V, que puede tardar más de 20 horas en llenar una batería promedio, los equipos de Nivel 2 ofrecen una carga estable y mucho más rápida.

En Colombia, la elección del equipo también depende del estándar de conexión. Actualmente predominan el Tipo 1 (SAE J1772), común en marcas estadounidenses y japonesas, y el Tipo 2 (Mennekes), que se ha vuelto el estándar para vehículos europeos y la nueva ofensiva de marcas chinas.

Recientemente, el Ministerio de Minas y Energía emitió una nueva regulación para estandarizar el uso de conectores Tipo 2 y CCS2 en estaciones públicas, buscando una interoperabilidad nacional que facilite la vida del usuario.


Lo que debe saber para instalarlo en casa

Instalar un punto de carga no es simplemente "conectar un cable". Según Juan Diego Galindo, Gerente General de Autocom, "este proceso requiere cumplir con criterios técnicos y normativos estrictos. Lo primero es contar con un espacio de parqueo privado y, en caso de propiedad horizontal, obtener la autorización de la administración".

Desde el punto de vista técnico, la adecuación es vital

• Red eléctrica: Se requiere un "breaker" exclusivo y cableado de calibre adecuado para soportar la carga continua. Si el hogar solo opera a 110V, será necesaria una ampliación de carga ante el operador de red.

• Seguridad: La instalación debe ser ejecutada por un técnico certificado bajo la norma RETIE, quien debe emitir un acta de conformidad. Esto es indispensable para las reclamaciones ante aseguradoras y garantías de los fabricantes.

• Protecciones: El sistema debe incluir interruptores diferenciales (Tipo A o B), protección contra sobretensiones y un sistema de puesta a tierra certificado.


Economía y autonomía

Aunque la inversión inicial para un cargador de Nivel 2 en Bogotá puede oscilar entre $1.500.000 y $3.500.000 (incluyendo instalación), el ahorro a largo plazo es significativo. Mientras que en una estación de carga rápida pública el costo por kWh puede rondar los $1.800, en casa (estratos 4 y 5) el costo promedio del kWh se sitúa cerca de los $820, lo que reduce el costo de una "tanqueada" completa a menos de la mitad.

En un país donde la cobertura de carga pública aún enfrenta grandes retos de expansión, contar con un punto doméstico certificado no es solo una comodidad, es el factor que hoy determina si un vehículo eléctrico puede operar de manera eficiente y sin "ansiedad de rango" para su propietario.

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