Las pendientes de las montañas nevadas de Madonna di Campiglio son utilizadas con frecuencia por los campeones de esquí alpino en sus carreras de la Copa del Mundo, pero hoy éstas han servido de escenario a una carrera de slalom paralelo más inusual.

Los dos pilotos de la Scuderia Ferrari, Fernando Alonso y Felipe Massa se vieron las caras en las clásicas puertas del slalom al volante de dos FF, el revolucionario coche del Cavallino Rampante, con cuatro plazas y tracción a las cuatro ruedas. En sus manos el último Ferrari resultó muy entretenido por estas exigentes montañas, tanto hacia arriba como hacia abajo, así como en los interminables cambios de dirección que se realizaban en el transcurso del slalom.

Para manejar con total seguridad el motor V12 de 660 caballos en este ambiente de muy baja adherencia, Fernando y Felipe contaron con la ayuda del sistema de tracción integral 4WD, un mecanismo que varía continuamente la cantidad de par que envía a cada rueda y que lleva todos los sistemas de control electrónicos completamente integrados. El FF mantiene la tradición de la marca, proporcionando una experiencia de conducción dinámica y deportiva con la ayuda de su esquema mecánico (motor central delantero y caja de cambios montada detrás) y su equilibrado reparto de pesos, que tiene el 53% sobre el eje posterior. Por supuesto, no debemos olvidar la habilidad de los dos pilotos, que se divirtieron mucho probando el FF en un escenario completamente diferente lo que suele ser habitual en su vida cotidiana.

La carrera terminó con un empate total y Alonso no podía ocultar su entusiasmo: "Es increíble lo fácil que resulta conducir el FF, incluso en una superficie tan exigente y, al mismo tiempo, las altas prestaciones que se pueden obtener con él". Massa tenía una opinión similar: "Lo más increíble de este coche es el compromiso alcanzado entre máximas prestaciones y posibilidades de uso, sea cual sea el entorno donde se conduzca", reconocía el brasileño. "Y por encima de todo, es perfecto para una utilización diaria con toda la familia".

Cuando terminó la carrera, el presidente de Ferrari, Luca di Montezemolo, junto al director de la Scuderia, Stefano Domenicali, y a Maurizio Arrivabene, de Philip Morris International, comieron con los pilotos en el Chalet Fiat.