Retomo el repaso de las temporadas donde Ferrari no ganó ninguna carrera y tras el primer repaso a 1993 que hicimos hace tiempo seguimos hacia atrás con la temporada 92.
1992.
Ferrari F92A y F92AT (644)
1992
Diseñadores: Steve Nichols y Jean Claude Migeot
Pilotos: Jean Alesi, Ivan Capelli y Nicola Larini.
Mejor resultado en carrera: 3º Alesi G.P de España y Canadá.
Mejor resultado en calificación: 3º Alesi G.P. de Italia.
Clasificación final Constructores: 4º con 21 puntos.
Una de las soluciones que aparecía en el F92 era su novedosa plataforma separada de los pontones.
Pero la idea no era tan novedosa. Según revelaba la revista Austosprint, un chaval de 18 años había enviado un diseño en 1985 a Ferrari donde ya les planteó esta solución. Ferrari le contestó rechazando cortésmente la idea.
Diseño de Alessandro Comandini.
El siguiente texto me ha parecido interesante y nos habla del modelo en cuestión y de la temporada 92 en Ferrari.
EL FERRARI F92A, EL MAYOR FRACASO
Generalmente Ferrari es sinónimo de éxito en la Fórmula 1. Y analizando los 53 años participando en la Fórmula 1 justifica con creces esta afirmación. Pero existió una larga época de sequía, donde simplemente los Cavallinos no ganaban nada, y esta situación desesperante avanzaba con el transcurso de los años.
Corría el año de 1992 y Ferrari contaba ya con 13 años de derrotas desde que Jody Scheckter ganara el campeonato de 1979. Dos años atrás, Alain Prost estuvo a punto de lograr el título para la casa de Maranello, se suponía que para la temporada siguiente Ferrari consiguiera lo que tanto anhelaba, pero los malos resultados se resumieron en la tristemente célebre frase "La Ferrari parece un camión", de Prost. En represalia a los malos resultados, el francés fue despedido de la Scudería antes de terminar la temporada de 1991. Para el año siguiente, Ferrari puso las barbas en remojo y decidió tirar la casa por la ventana para obtener por fin el anhelado auto ganador.
Con Niki Lauda como jefe de equipo y los entonces prometedores Jean Alesi e Iván Capelli como pilotos, se presentó al mundo el Ferrari F92A. Externamente era un auto sencillamente espectacular: saltaba a la vista las impresionantes tomas de aire que hacían recordar a los aviones de caza F16 norteamericanos; el alerón delantero tenía una caída que terminaba en punta cuya vista delantera la hacía ver temeraria. El chasis levantado encima de una plataforma, el intenso color rojo de su carrocería y el negro de su chasis, hicieron de este auto uno de los más hermosos hechos en la historia de la categoría reina.
Alesi en Portugal.
Por dentro, se esperaba que la caja de cambios semiautomática de seis velocidades que estaban desarrollando años atrás podría explotar al máximo el potentísimo motor V12 de 740 HP a 15000 rpm. En teoría era un misil. Sólo faltaba la primera prueba de fuego en la fecha inaugural de la temporada 1992 de la F1.
El GP de Sudáfrica sería el primer test para el Ferrari F92A. De un hachazo desapareció cualquier intento de éxito del nuevo cavallino cuando el Williams FW14B del británico Nigel Mansell dio una pequeña muestra de que el título estaba destinado para él, al aplastar a todos desde las primeras tandas de clasificaciones hasta la bajada de la bandera a cuadros. En su primera presentación las dos "joyas" de Maranello abandonaron por problemas en el motor. El quinto lugar de Alesi en las clasificaciones dio pie a decir que los abandonos eran sólo un problema de juventud del auto. Pero el transcurrir de los GPs abrió los ojos a todos: esta sería una de los peores años de la historia de la Scudería.
Tres semanas después se disputó el GP de México, el F92A de Alesi abandonó nuevamente por rotura del motor y Capelli se accidentó en la partida. Pero los magros resultados en las clasificaciones ya preocupaban (inéditos puestos 10 y 20 respectivamente). Todo parecía haberse resuelto en Brasil, cuando las Ferraris ocuparon el cuarto y quinto lugar (aunque a una vuelta de Mansell). Las buenas nuevas volvieron en España, cuando Alesi terminó tercero aprovechando el diluvio existente.
El tifosi común y corriente esperaba una buena carrera de sus bólidos en el GP de San Marino. Todo lo bueno conseguido en las dos fechas previas se borró por una decepcionante actuación de los pilotos desde las clasificaciones (partieron 7 y 8, ni siquiera terminaron la carrera). En el GP de Mónaco corrieron con la misma suerte. El tercer lugar de Alesi en el GP de Canadá ya no podía ocultar el fracaso del F92A, ya que en esa carrera abandonaron casi todos los pilotos de punta. Para variar, en Francia abandonaron los dos. En Gran Bretaña, Capelli apenas obtenía el noveno lugar luego de partir decimocuarto. Alesi terminó quinto en Hockenheim aprovechando la potencia de su motor aunque a más de un minuto de Mansell, quien a esa altura de la temporada ya tenía el título en su bolsillo. Ni siquiera una evolución del auto, el F92AT, pudo remediar la caótica situación.
Capelli por fin lograba un resultado decente luego de siete carreras al terminar sexto en el GP de Hungría (donde Nigel Mansell se coronó campeón). Las dos Ferraris abandonaron, esta vez en Bélgica, a lo que llegaban al GP de Italia con la obligación de lograr un resultado bueno, tan bueno que debía borrar las lamentables performances anteriores.
Luego de una larga temporada de desaciertos, abandonos, y luchas con los peores autos de la categoría por los últimos lugares (Capelli estuvo groseramente último en el GP de Francia), Ferrari llegó al GP de Italia bajo una intensa presión. Aún así, los tifosis colmaron las tribunas del circuito de Monza. Luego de las sesiones clasificatorias, el paisaje era totalmente nuevo y alentador: Alesi ocupaba el tercer lugar y Capelli el sétimo. Para el día de la carrera, la espectativa aumentó luego de que se hizo pública la oferta y posterior rechazo de Ayrton Senna para correr en la Scudería el próximo año, por lo que se esperaba la respuesta a tal desaire en las pistas. Pero la pesada cruz cayó nuevamente cual maldición: casi de inmediato, ambos autos perdían posiciones siendo superados fácilmente en la recta principal por bólidos de motores V8, delante de los tifosis. La vergüenza se acrecentó cuando Alesi abandonaba, y la comedia terminó cuando Capelli se despistó en la curva Parabólica sólo segundos después. Fin de la carrera. Ferrari coronó así una serie de fracasos que, aunque no terminaron ahí porque todavía faltaban tres carreras, significó la peor pesadilla que un tifosi pueda imaginar.
Las Ferraris nuevamente abandonaron en el GP de Portugal luego de partir en los puestos 10 y 16. Ese resultado ya no sorprendía a nadie. Iván Capelli fue echado de la Scudería y reemplazado por Nicola Larini en el GP de Japón. Paradójicamente, en esa carrera los dos autos pudieron cruzar la línea de meta sin abandonar luego de 10 carreras (!!).
La triste despedida de la temporada 1992 terminó con el cuarto lugar de Alesi y el decimoprimero de Larini (quien partió en puesto 19) en el GP de Australia. En total sólo acumularon 21 puntos en 16 carreras, un promedio de 0.66 puntos por auto por GP.
Mucho dinero, pocos resultados. Incluso se habló de un posible retiro de la Scudería de la Fórmula 1, rumor que fue desmentido felizmente de inmediato. Niki Lauda, el entonces jefe de equipo, corrió con la misma suerte de Capelli al ser despedido del equipo. Así terminaba una de las etapas más negras de la historia de Ferrari en la máxima categoría del automovilismo. Una etapa que felizmente fue superada gracias a los actuales éxitos que pudo levantar a Ferrari hacia lo más alto de la Fórmula 1, y del cual parece que va a durar más, mucho más que la época del fracaso.
Fuente: autosrapidos.com
Alesi en Hungría.