por riquii » Lun Ago 16, 2004 7:07 pm
A los vehículos utilizados en las Olimpiadas mencionados anteriormente me imagino que habría que añadir las embarcaciones de vela y remo.
Al margen de eso, la F1 es imposible que sea un deporte olímpico.
Otra cosa es que se adecuara una competición automovilística a las exigencias de un evento de esa naturaleza.
Con los cambios introducidos la competición variaría lo suficiente para que cualquier parecido con la F1 fuese pura coincidencia.
Si que sería bonito que se celebrase un Gran Premio en la ciudad olímpica y coincidiendo con las fechas de las Olimpiadas.
Algo así como lo que suelen llamar deporte de exhibición, donde a los ganadores se les diese un trofeo relacionado con el tema olímpico.
Por otro lado queda el acertado comentario de Bandini, y visto lo visto, creo que todo ese rollo del movimiento olímpico es un auténtico coñazo que sólo sirve para que una tarde que no tengas nada mejor que hacer conectes la televisión y veas algo de deporte.
Al menos Bernie se juega su dinero y es una empresa privada, pero toda la gentuza que vive a costa del espíritu olímpico, de federaciones, de viajes, de dietas, y de no sé cuantas historias más me dan verdadero asco.
Entre todos pagamos a unos dirigentes que son un verdadero ejemplo de como robar y vivir a costa de los demás.
Sólo con buscar algo sobre Samaranch y Olimpiadas puedes encontrar cosas como el siguiente texto.
F1 Olímpica, no gracias.
Los Juegos Olímpicos : De Pericles a Samaranch
Por James Petras
El escándalo de corrupción del Comité Olímpico Internacional (COI) era un suceso esperado. La notoria compra de los votos de un delegado del COI para la celebración de los juegos de invierno en Salt Lake City no debería sorprendernos dada la atmósfera de grandes negocios que engulle a las operaciones de los Juegos Olímpicos. El reciente informe de 300 páginas emitido por un Comité Etico en Utah revela los detalles sórdidos.
Viajes gratis a Disneylandia, becas gratis para los niños de los representantes del COI, vacaciones pagadas, regalos caros, etc. Estos sobornos los daba el Comité local de Utah como "incentivos financieros" a fin de influenciar a las delegaciones del COI para que votaran a favor de Salt Lake City como lugar de celebración de los juegos de Invierno del 2002. Pero este escándalo es sólo la punta del iceberg. Muchas ciudades alrededor del mundo también han competido y seguramente han sobornado ya que esto se ha reconocido como parte de "las reglas del juego".
Todavía no se ha estimado la extensión de la corrupción a escala global. Lo que está claro es que ser un miembro del COI es una carrera lucrativa para amasar una pequeña fortuna; ciertamente no es un "puesto honorario para mantener los valores espirituales de la Antigua Grecia".
Sin embargo los delegados del COI no son los únicos culpables. El COI está dirigido por una camarilla estrechamente controlada que recuerda a la plantilla tipo de los sindicatos verticales de la era de Franco, y que no sorprendentemente está comandada por el ex – franquista Juan Antonio Samaranch.
Las prácticas corruptas de influencias entre los individuos de confianza del máximo líder del COI sugieren una complicidad tácita o manifiesta. En el mejor caso, Samaranch y su camarilla han tolerado la cultura del soborno y en el peor caso los líderes eran partícipes de las sórdidas prácticas corruptas. Samaranch y su camarilla dirigen el COI de forma análoga a la del régimen de Franco. A cambio de mano libre para enriquecerse, los delegados del COI eran absolutamente leales al caudillo Catalán, que dictaba personalmente la política.
La Estructura dictatorial del COI permitió a sus miembros involucrarse en practicas corruptas sin que el público se diera cuenta. Esta estructura autoritaria y velada no empezó con Samaranch. Él heredó y perpetuó el estilo autoritario de su predecesor, Avery Brundage, quien durante muchos años mostró afinidad con algunos de los más notorios regímenes Europeos de extrema derecha. En ese sentido los problemas de corrupción del COI no son producto de los fallos personales de individuos, sino que están incentivados por la misma estructura de mando de la organización.
El soborno de los delegados del COI se basa en un cálculo del beneficio. Los líderes políticos invierten miles de dólares en sobornos para ganar millones (o incluso miles de millones) de dólares en hoteles, restaurantes e ingresos publicitarios, si los Juegos Olímpicos se celebran en sus ciudades. La fuente de corrupción básica del COI es estructural. Los juegos olímpicos son un gran negocio y como cualquier decisión relativa al emplazamiento de una gran empresa, las ciudades compiten ofreciendo "concesiones" (concesiones fiscales y otros subsidios) para atraer a los inversores empresariales.
En segundo lugar, para atraer a la prensa extranjera y los contratos de millones de dólares, el COI ha eliminado el status amateur de los atletas. Esta "profesionalización" elimina la misma esencia del espíritu de los Juegos Olímpicos clásicos. La "profesionalización" y la "comercialización" de los Juegos Olímpicos significa que es una gran empresa capitalista con una gran importancia comercial – el deporte y los atletas son incidentales. Dada la gran cobertura por la prensa internacional, el COI ha animado a las corporaciones multinacionales para convertirse en sponsors, eliminando cualquier percepción de los Juegos como el lugar donde atletas de diferentes naciones pueden participar por la gloria. Hoy los atletas corren y saltan bajo la etiqueta de las corporaciones que compiten (Reebok contra Nike, etc.) que ven los Juegos Olímpicos como la manera de incrementar sus cuotas de mercado y vender sus productos.
La corrupción de los juegos Olímpicos es una parte inevitable y pequeña de la corrupción y corrosión de la concepción original de los Juegos Olímpicos de la Antigua Grecia inspirado en su transformación en una empresa capitalista gigante. La dimisión de los delegados del COI implicados no cambiará ni los hechos ni las actuaciones del COI. Incluso las propuestas que piden la dimisión de Samaranch (que tenía que haberse producido hace tiempo), aunque serían un paso en la dirección correcta, sólo rasca la superficie del problema. Su sucesor probablemente seguiría sus huellas: Promoviendo lazos con las multinacionales, los medios de comunicación globales, etc. Sin Samaranch el COI tal vez tendría mayor transparencia en la selección del emplazamiento de los Juegos. Un paso en la dirección correcta serían las propuestas más radicales de hacer del COI más abierto y democrático en la forma en la que toma las decisiones. El problema es que los gobiernos nacionales y las organizaciones que serán representadas son portavoces de los intereses de los grandes negocios que fomentarán las mismas políticas básicas que existen hoy. Es importante mencionar que el Comité Olímpico de los Estados Unidos colaboró con los organizadores locales en Salt Lake City (Utah) para sobornar a algunos de los delegados africanos del COI.
En los EEUU un reciente editorial del New York Times fomentaba la idea de que las grandes corporaciones privadas deberían jugar un papel más importante para "reformar" el COI, lo que es lo mismo que pedirle al zorro que vigile el gallinero. El Times considera el COI como una corporación pública "que debería ser dirigida por oficiales responsables para con sus sponsors corporativos". La lucha actual en el COI está entre los pseudo "reformadores" de EEUU apoyados por corporaciones contra la camarilla de pelotas de Juan Antonio Samaranch. Ninguna de las opciones es muy atractiva.
Las principales corporaciones de EEUU y Europa, que gastan cientos de millones en esponsorizaciones y publicidad están furiosos con Samaranch por devaluar los juegos olímpicos haciendo de ellos una empresa menos beneficiosa en la que invertir. Incluso John Hancock, una de las mayores compañías aseguradoras de los EEUU ha cancelado un contrato de 20 millones de anuncios de televisión en los Juegos Olímpicos de invierno aduciendo que el COI ha devaluado los Juegos (en términos de mercado capitalista). Sería irónico que las corporaciones multinacionales dieran una poco ceremoniosa patada a Samaranch, que ha hecho más que nadie para convertir los Juegos Olímpicos en una gran máquina de dinero capitalista, para echarle del COI al que ha tratado de servir..... porque ha afectado adversamente a sus beneficios.
Ya es hora de abolir los "Juegos Olímpicos" tal y como existen hoy en día. Son contrarios al espíritu original – no son lugar para atletas desinteresados, o replicas de réplicas o un contrapunto a los equipos profesionales que compiten en base a intereses comerciales. Deberíamos empezar de nuevo con una estructura basada en los principios originales de los Juegos Olímpicos. El comité organizador debería estar formado por atletas amateurs, organizaciones deportivas populares, y representantes democráticamente elegidos por los movimientos sociales. Se deberían prohibir los sponsors corporativos y los Juegos deberían devolverse a los atletas y a los espectadores. Mientras falte eso, deberíamos coger un bote de pesca, una buena botella de tinto de Rioja, un pedazo de queso manchego y hacernos a la mar, olvidándonos de los Juegos Olímpicos.