Otra muestra más de que la FIA es el cancer para todo el deporte del motor.
Que la FIA se ha doblegado a las continuas quejas y amenazas de BMW de marcharse del WTCC si no se cambiaba el reglamento con respecto a los coches turboalimentados es algo más que evidente.
La presión máxima de sobrealimentación para los motores turbodiésel es de 2,5 bares de acuerdo con el reglamento del WTCC. Pero de acuerdo con la variabilidad de las condiciones atmosféricas que se encuentran en los circuitos mundialistas, la federación acordó dar cierto grado de margen a esta sobrealimentación para compensar los cambios de altura, la humedad ambiental o la temperatura en cada carrera.
Así, en algunas carreras, como en Marruecos, la FIA permitía que SEAT jugara con 2,9 bares, mientras que en circuitos situados a mayor altura, y donde los coches turbo priman en potencia respecto a los atmosféricos, la FIA limitaba esta sobrepresión a 2,5 bares.
De golpe y porrazo, en la última carrera, en Pau, la FIA decidió eliminar ese rango de variabilidad, y hacer que los sobrealimentados tengan siempre la misma presión máxima, 2,5 bares, sin posibilidad alguna de sobrepasarla en ningún momento, por corto que fuera.
Esto tiene especial importancia, pues al parecer, en las reducciones, los motores TDI de SEAT cuentan con un instante de sobrepresión, hasta que la válvula de descarga entra en funcionamiento. Estos picos en las reducciones hacen que, para no sobrepasar los 2,5 bares, el equipo ha de correr en condiciones normales bajo aceleración con una presión claramente inferior a la reglamentaria, perdiendo prestaciones.
Con este panorama, SEAT poco puede hacer. Por una parte, sin saber a ciencia cierta si va a volver a contar con ese margen de variabilidad en la sobrealimentación, podría ponerse a trabajar en mejorar su motor para buscar la potencia que acaba de quitarle la FIA, pero quién nos dice que mañana no vuelven a cambiar el reglamento.
Fuente: Logger.
Un saludo.
