Bandini escribió:Muy interesante el viaje. Mucho.
¿Algún comentario más? ¿Qué coches se veían? ¿Qué marca de motos son esas? ¿Qué tal la comida? ¿Alguna anécdota?
Saludos, Bandini
Anécdotas muchas, yo creo que cada minuto de un viaje es una anécdota en sí.
Lo primero que me llamó la atención del viaje y como no podía ser de otra manera fue la Ferrari Store del aeropuerto de Barcelona, lástima que no tuviese mucha variedad de artículos.
Una vez llegas allí y quizás por ser de noche y viendo lo descuidado que está todo piensas, bueno ¿no había otro destino mejor?, a las pocas horas de estar inmerso en todo aquel caos te das cuenta de que el país y su gente es entrañable y que ha merecido la pena el viaje.
El caos empieza ya desde el momento que tiras a pagar cualquier cosa, allí se utiliza el dolar y los rieles con lo cual las vueltas de cualquier pago te las pueden devolver con moneda mezclada, al final te acostumbras y tú mismo das lo gordo en dólares y los céntimos en rieles o mezclas según te convenga. Eso si te da tiempo a pensar, porque en los mercados de la capital hay tal hacinamiento y calor que a los 5 minutos de estar metido en ellos tu cabeza ya empieza a desvariar.
Las normas de circulación son muy básicas y cuando quieres tomar un desvío te metes a saco y ya pararán los que vengan de cara, ni siquiera tienen seguro los vehículos y ante cualquier accidente es la policía quien interviene y si el que tiene la culpa no puede pagar le confiscan el vehículo y a otra cosa. De todas formas allí con dinero todo se arregla y los policías son los primeros que aceptan cualquier propina.
Las motos creo recordar que eran Honda mientras que la gran mayoría de coches eran Toyota y Lexus, coches europeos muy pocos y deportivos ninguno.
En las comidas no arriesgábamos mucho y nos íbamos a lo seguro, pizzas, hamburguesas, pollo del Kentucky y como experimento algún plato cocinado al curry, en general comer y cenar sale muy barato y con unos 10 euros por comida ya ibas bien servido. En algunos sitios incluso por 2 ó 3 euros podías matar el hambre con algo de pollo, arroz y bebida.
Como anécdota quizás me quedaría con la preselección que hacíamos a la hora de coger un tuk tuk, cada paso que das te ofrecen vehículo e incluso se ofrecen a esperarte el tiempo que haga falta para así asegurarse dos viajes, nosotros siempre procurábamos coger un conductor viejo o alguno que pareciese más necesitado.
En la capital conocimos a un peculiar melenas con sombrero vaquero muy guarrete y que siempre estaba durmiendo en el tuk tuk en lugar de buscar clientes. Quizás ese personaje al que incluso la propia gente de allí miraba con curiosidad y en algunos casos con recelo no tenía un techo para dormir y su hogar era el propio destartalado tuk tuk. Ver su cara de alegría cuando nos veía aparecer ya compensa con creces todo el viaje.