Algo de historia.
En 1999, Mercedes llamó a revisión a los conductores de sus modelos CLK y Clase M tras advertir un defecto en el sistema de los pretensores de los cinturones de seguridad. Dos años más tarde, Ford reparó en EE.UU. el sistema de encendido de veintidós millones de automóviles fabricados entre 1983 y 1995, y Fiat examinó en toda Europa a 70.000 vehículos del modelo Punto que podían presentar una anomalía en la columna de dirección.
También en 2001, Volkswagen tuvo que revisar 300.000 vehículos del modelo Passat y 260.000 de Audi A4, A6 y A8 con problemas en los tirantes laterales de la dirección. Este año, Chrysler reparará más de 1,3 millones de monovolúmenes Plymouth y Dodge, fabricados entre 1996 y 2000 en EE.UU. por una posible filtración de combustible.
Según unos documentos internos de la empresa a los que tuvo acceso el diario The Wall Street Journal, Chrysler recompró a usuarios estadounidenses 58.000 vehículos con defectos, en su mayoría de tipo mecánico. Una vez arreglados, estos vehículos fueron revendidos sin advertir a los nuevos compradores acerca del pasado del automóvil que iban a adquirir. Esta práctica permitió a la empresa recuperar las dos terceras partes de la inversión realizada en la recompra.
Ante estas acusaciones, la multinacional se defendió respondiendo que "no es escandaloso que los fabricantes recompren un pequeño número de vehículos todos los años, y DaimlerChrysler no es la única compañía que revende productos devueltos o reacondicionados". Sin embargo, una portavoz de la empresa declinaba tal responsabilidad a los distribuidores, afirmando que son éstos los que deben informar al cliente de los antecedentes del vehículo que va a comprar.
Esta práctica, que se conoce con el nombre de lemond cars, no es habitual en Europa, donde no se tiene constancia de que se hubieran vendido alguno de esos vehículos. Por lo general, según sostiene la firma Mercedes, que pertenece a DaimlerChrysler, las empresas automovilísticas se limitan a reparar gratis el defecto, pero en ningún caso recompra el vehículo al cliente.
El Opel Astra y el Mini de BMW padecieron el mismo grave defecto en 1995 y 2001, respectivamente. Estos vehículos tenían riesgo de incendio debido a que el cable encargado de transmitir al suelo la electricidad estática acumulada por el automóvil se había fijado al depósito de combustible de forma excesivamente fuerte, lo que terminaba por cortarlo. Esto hacía que el cable no cumpliera su función y, a la hora de repostar, el roce de la manguera podía hacer saltar una chispa.
Fuente: facua
Una de las conclusiones que yo saco de entrada, y que tengo por norma, es la de no comprarme un modelo de ninguna marca durante sus dos primeros años de lanzamiento (por lo menos). Me gustaría ser piloto probador, pero sólo si me pagan por hacerlo.

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Un saludo.
