Si la Fórmula 1 es poesía en movimiento, la primera vuelta del Gran Premio de Bélgica de 1992 es una composición única e irrepetible.
Lástima que el gifdeo no plasme toda la belleza que la imagen original ofrece, pero para suplir esa carencia técnica apelo a vuestra imaginación que me consta la tenéis.
Acabamos de bajar Eau Rouge y subir el Raidillon y ya estamos en la recta principal. Es la primera vuelta y todos los coches buscan posiciones en un baile único de fuegos artificiales, todo ello con los monoplazas zigzagueando a pocos metros unos de otros y a más de 300 kms/h. Los repostajes están prohibidos y los depósitos van cargados a tope con lo que el irregular asfalto de Spa besa ardientemente los bajos de los monoplazas. Están Ayrton, Mansell, Patrese, Alesi, Schumacher, Hakkinen y por no faltar, no falta ni la presencia de un Lotus cuya estela se deja ver al principio de la oda. En fin, un poco cursi la presentación pero es que las imagenes merecen dar rienda suelta a la sensibilidad formulaunística que uno lleva dentro.