La vuelta rápida de carrera que menos se ha hecho esperar se ha conseguido en la vuelta 2 de un Gran Premio, según mis archivos y salvo error u omisión nunca en las 750 carreras disputadas desde 1950 hasta 2005 se ha podido marcar en la vuelta 1. (Salvo que la vuelta 1 no sea considerada válida para la estadística, extremo que no me consta.)
Hay varios motivos que hacen muy difícil marcar la vuelta rápida en el primer giro, la salida desde una posición estática, la carga de combustible, el mejor estado de la pista según avanza la carrera, el comportamiento del coche en esa primera vuelta, etc.
Ni siquiera los Grandes Premios disputados en circuitos largos y a pocas vueltas como el de Nurburgring, Pescara o Spa han propiciado esa inédita circunstancia. Tampoco la aparición de la lluvia u otra anomalía motivaron bajar la vuelta rápida a la vuelta 1.
Hay circuitos que se prestan a una vuelta rápida en la primera vuelta mejor que otros si alguna circunstancia lo propiciase, son los que tienen la línea de llegada antes que la de salida como es el caso de Monza donde la diferencia es de 309 metros y por tanto la primera vuelta cuenta con esos metros de ventaja para quien marca la Pole, aún así la diferencia en un trazado como el italiano entre la vuelta 1 y la vuelta rápida ronda los 5 segundos. En circuitos sin diferencia entre las dos líneas como Hockenheim o Sepang, el poleman que a su vez pasa primero por la línea de meta en la primera vuelta marca el giro a unos 7 segundos de lo que posteriormente supondrá la vuelta rápida.
La vuelta rápida más temprana queda por tanto establecida en la vuelta número 2, una marca que se ha repetido en diferentes ocasiones siendo el último caso el del Gran Premio de Portugal de 1995 en donde David Coulthard la consiguió en una carrera con tiempo soleado y marcada por el aparatoso accidente de Ukyo Katayama en la salida.
Coulthard.
