Los 60, Forghieri y el Ferrari 158 "Aero"
En el transcurso de los años 60, la F1 se caracterizó por una repentina aceleración del proceso evolutivo de los monoplazas. La llegada a la F1 de diseñadores hábiles del calibre de Colin Chapman y Mauro Forghieri se tradujo en una continua innovación y ruptura con las soluciones técnicas ya consolidadas. Algunas de ellas, prematuras o irrealizables, quedaron confinadas en los despachos, otras sin embargo se tradujeron en soluciones que otorgaron una gran superioridad convirtiéndose al poco tiempo en patrones a seguir por la ingeniería automovilística. Uno de los campos que se benefició en mayor medida de la competencia tecnológica fue la aerodinámica, la cual a partir de esa misma década se convierte en uno de los aspectos imprescindibles a la hora de desarrollar un monoplaza ganador.
1964 fue seguramente uno de los años más representativos de ese proceso de renovación. Baste con recordar que en ese mismo año fueron tres los diferentes modelos que Ferrari utilizó durante el Campeonato. A la versión evolucionada del 156, vencedor de los dos Mundiales en el 61, se unieron el 1512, introducido a finales de temporada, y sobre todo el glorioso 158 "Aero" de John Surtees, vencedor de un Mundial competidísimo.
Mauro Forghieri, conocido en el ambiente por "Furia" y capaz de diseñar un F1 en su totalidad.
1963 supondría una revolución técnica en Ferrari. Tras una irreconciliable diferencia entre Enzo Ferrari y Carlo Chiti, histórico diseñador del “Drake” y creador entre otras de la mítica serie 250, el ingeniero italiano abandonó a finales de 1961 el desarrollo de los monoplazas del Cavallino Rampante. Este doloroso divorcio no impidió sin embargo que Ferrari se sumase al proceso de evolución tecnológica que ya atravesaba la F1.
La ausencia de Chiti dejo espacio para la confirmación de una nueva generación de jóvenes diseñadores como Rocchi, May, Bussy y el gran Forghieri, el padre del 158 que Surtees conduciría hacia el Título.
Como Jefe de Proyecto fue elegido a sus 26 años el ingeniero Mauro Forghieri, un brillante Director Técnico que contribuyó en gran medida al nacimiento de los monoplazas modernos, sobre todo en el desarrollo de la parte aerodinámica. Justo ese elemento representaba el aspecto más revolucionario de su primer proyecto para Ferrari. El 158 fue de hecho el primer monoplaza semimonocasco aparecido en F1.
Contrariamente a los chasis anteriores, fabricados con barras de tubo de acero, el nuevo coche se basaba en un chasis portante de aluminio con doble pared sobre los cuales se acoplaban paneles de aluminio y materiales compuestos (fibra de vidrio). El resultado fue un coche bajísimo de sólo 76,8 cms. de altura desde el suelo que obligaba al piloto a conducir prácticamente tumbado. Como resultado de este diseño tan agresivo, más parecido a un caza que a un automóvil, el 158 recibió el sobrenombre de "Aero" o "Aerodeck".
Bandini también contribuyó a lograr el Título de Constructores.
La otra particularidad del proyecto Aero residía en su motorización. El 158 fue de hecho el único monoplaza del Cavallino equipado con un motor V8, una solución transitoria entre el abandono del V6 montado en el 156, y la realización del futuro V12. El 158 fue estudiado para poder montar los tres tipos de motor aunque finalmente fue el V8 quien acompañó a Surtees en la conquista del Título. Desarrollado el año anterior por el ingeniero Rocchi, el motor V8 a 90º de 1.489,3 tipo 205/B, no fue utilizado en un principio debido a problemas de alimentación. La primera solución consistía en el montaje de 4 carburadores que no daban la potencia necesaria y producían un retardo considerable en el sistema. Ferrari decidió entonces retrasar su introducción resolviendo el problema mediante numerosas pruebas desarrolladas en Monza entre finales del 63 y principios del 64. Los test permitieron de hecho la adopción de un sistema de inyección directa, un arduo trabajo de ingeniería de Michel May quien utilizó por primera vez la aplicación de ese sistema en un motor con una cilindrada unitaria de sólo 186 c.c. Entre los diversos experimentos se probaron diversos ángulos de posicionamiento de los cilindros, 90º y 180º (plano). Al final prevaleció la configuración a 90º que necesitó de una puesta a punto realmente complicada. El desarrollo del nuevo monoplaza finalizó pocos días antes del inicio del Campeonato. En el Gran Premio de Siracusa (no puntuable), el propulsor 205/B se presentó finalmente con la configuración definitiva, motor V8 a 90º de 1.489,3 c.c. , 210 caballos de potencia que a 11.000 r.p.m. permitían volar al ligero "Aero", (pesaba 468 kg.) a 260 kms./h. de velocidad máxima.
Completaba la arquitectura del 158 el cambio "tipo 579" de 5 marchas más marcha atrás (ampliable a 7), el sistema de frenos de disco y un depósito doble con capacidad para 125 litros acoplado a lo largo de los laterales del chasis portante.
V8 del Ferrari 158.
La responsabilidad de conducir al éxito a este monoplaza revolucionario fue confiada al gran piloto inglés John Surtees. Surtees había comenzado su carrera deportiva en las motos siguiendo desde los 16 años los pasos de su padre.
En 1955, a la edad de 21 años, John ya había conquistado la primera de una interminable serie de victorias que le llevarían en tres años a convertirse en el dominador absoluto del panorama motociclístico.
Surtees con la "Aero".
Forghieri en su empresa actual, Oral Engineering de Modena.
Fuente: web oficial Ferrari (traducc.)