La Federación Internacional de Automovilismo (FIA) ha dado a conocer un completo análisis de los datos del terrorífico accidente que sufrió Fernando Alonso el 20 de marzo en el GP de Australia. Toda esta información provino de dispositivos y sensores de alta tecnología que llevan todos los pilotos y los autos consigo.

A continuación el informe del ente regulador del automovilismo mundial:

Alonso rodaba a 313 km/h cuando inició su maniobra de adelantamiento. Disminuyó a 305 km/h en el punto de impacto cuando su neumático delantero derecho hizo contacto con el trasero izquierdo del Haas de Esteban Gutiérrez.

Tras el impacto inicial, la suspensión delantera derecha en el auto de Alonso se destruyó y el auto cambió de rumbo hacia la izquierda. La colisión contra el muro fue con la esquina izquierda del auto, generando un pico de desaceleración lateral de 45G, con altos niveles de aceleración registrados por los acelerómetros del oído, demostrando las fuerzas en la cabeza del piloto.

La cámara de alta velocidad, la cual tomó los fotogramas del video por cada centésima de segundo, demostró que el caso de Alonso hizo contacto con la parte izquierda del apoyacabeza en dos ocasiones durante el impacto, equivalentes a dos picos observados en los datos del acelerómetro del oído.

El auto rebotó y procedió a deslizarse a lo largo del circuito a través de la gravilla. Con la suspensión delantera-izquierda, delantera-derecha y trasera-izquierda destruidas, el auto se recostó lateralmente sobre su costado izquierdo, pasando por el césped. Este roce por el césped hizo que el auto diera vueltas y se elevara, estableciendo una desaceleración lateral de 46G.

El auto estuvo en el aire, rotando aproximadamente 540 grados (1.5 veces) y estuvo suspendido durante 0.9s. El aterrizaje hizo su contacto inicial sobre su parte trasera absorbiendo la estructura, experimentando un pico de aceleración longitudinal de 20G. El auto rotó sobre su parte trasera antes de caer y eventualmente se detuvo sobre el costado izquierdo de la cobertura del motor, justo antes de la barrera de neumáticos.

Fernando Alonso salió caminando por sus propios medios.

El hecho que relativamente haya salido sano y salvo - sufriendo solamente heridas menores que lo obligaron a estar fuera la carrera siguiente -, es testimonio de los elementos de seguridad que se han desarrollado en el auto en los últimos 20 años.

Un reporte del accidente generado por Instituto Global de Seguridad para el Automovilismo, concluyó: "De un impacto inicial de 305 km/h, el auto de Alonso pudo soportar tres altas fuerzas G de desaceleración y una fase de elevación sin mayores consecuencias para el piloto, principalmente debido a un rango de sistemas de seguridad que han funcionado bien para el propósito que fueron diseñadas".

Los datos obtenidos del accidente ayudarán para asegurar que otros pilotos salgas caminando por sus propios medios tras colisiones similares o mayores", finalizó el comunicado.

Todos estos datos se han recopilado gracias a herramientas de análisis de alta tecnología como el acelerómetro en el oído, cámara de alta velocidad y el grabador de datos de accidentes. Estos dispositivos los explicaremos próximamente con mayor detalle en F1Latam.com.