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En vez de fabricar compuestos que permitan a los pilotos buscar los límites de su mecánica, Pirelli propone una cuenta atrás donde el neumático debe ser desechado por inservible. Precipita de manera forzada el rendimiento de las llantas con el único propósito de obligar a reemplazar el producto. Una práctica de obsolescencia programada que en este caso tiene como fin provocar la mentira, el caos, y llenar con falsedad los ojos del mal aficionado —hijos de Bernie, entiéndase. Esos que a cada carrera juzgan como increíbles y en el mismo orden de llegada, al primero, al segundo, y al tercero—.

Y sin embargo, sería tan fácil hacerlo bien, que consterna. Debe proporcionarse a los pilotos un compuesto con el cual los más virtuosos y agresivos puedan hacer frente e igualar la finísima perfección técnica de otros. Con esto convivirían estilos, y no tendríamos la horda de reprimidos domingueros rezando por llegar a la siguiente tapa de aceitunas que sufrimos cada Gran Premio. Pena y asco lo que no lo vean.

Michael Schumacher critica los neumáticos de 2012

Tras Barhein el alemán decía: "Lo principal con lo que no estoy de acuerdo es que los pilotos hemos de conducir por debajo de los límites del coche para mantener los neumáticos. Solo pregunto si las ruedas deberían tener tanta importancia o si deberían durar algo más y conducir de forma normal y no como si fuéramos detrás del coche de seguridad. Veremos qué pasa en el futuro. Si solo es cosa de un coche, entonces tendremos que solucionarlo. Pero les pasa a todos, excepto a un par y, si esto le ocurre al 80% de la parrilla, entonces el suministrador de neumáticos debería pensar sobre ello".

Complementando lo que dice el lector, me parece desastroso que los neumaticos desprendan tal cantidad de detritos de tal manera que la pista se ensucia y solo hay una trayectoria posible, el coche que intenta adelantar llena sus neumaticos de basura y pierde rendimiento

Pirelli dispuesta a cambiar la filosofía de los neumáticos. Creo que son conscientes de la mala imagen que proporcionan unos neumáticos que se degradan con demasiada facilidad y para los que hay que pilotar con un mimo que da de bruces con buscar las prestaciones máximas. Gracias, Schumacher, dijo lo que todos piensan y ningunos se atrevió.

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Clasificación del GP de España. Siguen apareciendo resultados y rendimientos, extraños. Me pregunto si además de forzada degradación, de rebote estos juegos de neumáticos no traerán cierta aleatoriedad de fábrica en su rendimiento. Los pilotos no entienden lo que ocurre, y las escuderías tampoco. Los compañeros que ayer iban parejos, hoy van muy desigualados, y mañana quien sabe a quien le toque. Pirelli, esto no es un vulgar Arcade de sala de juegos electrónicos. Un respeto por la competición.

Insisto, tras la carrera, más de lo mismo. Entre diseños más o menos acertados, corre al que le coincide la especialísima y fragilísima condición del neumático con las características de su monoplaza y reglajes. Los pilotos pueden cometer errores, pero no van rápidos y lentos durante stints completos. Pirelli = emoción aleatoria forzada = basura = espectadores poco analíticos contentos = tristeza = lloran los pilotos muertos... Pasada y analizada la ficticia emoción, gran decepción. Esto empeora sin pausa.